El Alcázar era un teatro mítico que iluminaba las noches de Marsella. Situado en el corazón del barrio popular y comercial de Belsunce, en el centro de la ciudad, la sala fue testigo del paso de grandes figuras artísticas de la época. Su fama y las exigencias del público marsellés eran tales que el Alcazar era una cita ineludible para cualquier espectáculo que quisiera conquistar el país. Hoy en día, es una biblioteca pública de 18.000 m² que refleja la historia de Marsella.

La historia del Alcazar

El Alcazar Lyrique abrió sus puertas en 1857 en el Cours Belsunce, que era entonces uno de los lugares más populares de Marsella. El propietario del local, Etienne Demolins, invirtió mucho para ofrecer al lugar una arquitectura de estilo morisco en referencia a la Alhambra de Granada, y una serie de decoraciones, cada una más resplandeciente y extravagante que la otra. Más de 1500 personas podían sentarse para un espectáculo mientras fumaban y bebían. Demolins se enorgullecía de haber construido "el mayor café-concierto del continente". En competencia con otro establecimiento similar, "le Casino Musical", creado sólo 18 meses antes, la nueva estructura pronto se dio a conocer, creando una rivalidad entre los dos.

Tres años después de su inauguración, el Alcázar ya había adquirido una reputación nacional que le permitía contratar a algunas de las estrellas parisinas más populares. Éstas celebridades se enfrentaban a la intransigencia del público marsellés, que supo demostrar su desaprobación lanzando proyectiles. Fue en esta época que se forjó la reputación del público marsellés por ser exigente y duro.

En 1867, los privilegios de los grandes teatros fueron abolidos. Los establecimientos como el Alcázar pudieron entonces proclamarse como teatros por derecho propio, lo que implicaba una mayor libertad en la escenografía, en los trajes y en los espectáculos. Es la edad de oro del lugar donde actúan muchos de los mejores artistas franceses y extranjeros de su tiempo. Pero en junio de 1873, después de una actuación, un incendio se declaró en los decorados debido a las proyecciones de un espectáculo de fuegos artificiales. No hubo víctimas, pero el incendio progresó tan rápidamente que las instalaciones quedaron completamente destruidas. Del edificio original sólo quedaron las paredes principales.

El Alcázar: del teatro a la biblioteca

La reconstrucción se llevó a cabo en cuatro meses para minimizar las pérdidas financieras resultantes del cierre. El establecimiento reabrió sus puertas en diciembre de 1873 con la misma inspiración arquitectónica. Fue en esa época la edad de oro de la pantomima, que eran grandes espectáculos y de los que Marsella se convirtió en la capital, sobre todo bajo el impulso de Louis Rouffe. La sala permaneció cerrada durante dos años entre 1887 y 1889. Cuando reabrió, el nuevo director hizo renovar el local durante dos meses, trasladando la entrada al Cours Belsunce. La sala pasa de ser un café-concierto a una sala de música, abandonando el consumo interno. El Alcazar se convirtió en un paso obligado y si las estrellas nacionales actuaron allí, fueron los artistas locales y los espectaculos marselleses que tuvieron más éxito.

En 1931, el Alcázar se transformó en cine y no volvió a funcionar hasta 1949 con la programación de las revistas y operetas marsellesas. Después de un par de desarrollos, el Alcázar finalmente cerró sus puertas en 1966. El edificio fue destruido en 1979, sólo quedo la entrada. En 2004 se inauguró la biblioteca pública regional. Cuenta con cerca de un millón de documentos que se pueden consultar, así como valiosas colecciones (manuscritos antiguos, etc.). Este antiguo monumento de Marsella se ha convertido en uno de los lugares de investigación más completos de la ciudad.

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